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La voluntad soberana del pueblo, expresada en limpias y democráticas elecciones, se consuma hoy aquí, al iniciarse un nuevo Gobierno. Empieza éste, no sólo bajo los mejores auspicios, consecuencia de una economía estable y un orden social recuperado, sino teniendo el honor de que nos acompañen en esta ceremonia, los representantes de pueblos amigos y hermanos del Perú.

Y saludo la presencia de los excelentísimos señores presidentes don Fernando Enrique Cardoso, del Brasil; don Carlos Saúl Menem, de Argentina; don Eduardo Frei, de Chile; don julio María Sanguinetti, del Uruguay; don Juan Carlos Wasmosy, del Paraguay; don Gonzalo Sánchez de Lozada, de Bolivia; don Ernesto Samper, de Colombia; don Ernesto Pérez Balladares, de Panamá; y don Rafael Caldera, de Venezuela.

Este mensaje, con el que inicio un mandato producto del más amplio respaldo popular a una filosofía de gobierno y a una conducción, va a girar en torno al futuro. Porque de aquí para adelante, vamos a emprender la titánica y paciente tarea de construir un sólido porvenir para el Perú.

La fuerza de los acontecimientos vividos nos proyecta hacia adelante, y más que un nuevo mandato, empieza hoy una nueva era. Una era de renacimiento para el Perú.

LA REVOLUCIÓN PRODUCTIVA DE LOS PEQUEÑOS

Hemos puesto en marcha en el país, sin haber sido aún bautizada, una revolución inédita, cotidiana y poderosa, cuyos frutos ya son visibles y lo serán aún más en el futuro. La podríamos llamar la "Revolución productiva de los pequeños". En las ciudades y el campo vuelven a despertar las dormidas energías de una población singularmente laboriosa.

Antes otros intentaron, vanamente, repartir recursos escasos, es decir, pobreza. Por ese camino no se llegaba sino al fracaso y la frustración. Ahora estamos haciendo que la torta, entre comillas, de la riqueza crezca y que los beneficios del crecimiento sean compartidos entre todos los peruanos.

Por primera vez existe una gerencia del Estado directa, eficaz y permanente, que incluso compromete la presencia física del gobernante. Se concentran ahora, los limitados recursos existentes del Estado en la inversión productiva de los más pobres. Lo que se ha venido haciendo, y se seguirá haciendo día a día, durante los próximos cinco años, es procurar llevar a los pueblos los instrumentos de su propia liberación. Esta práctica sustenta las bases de una verdadera democracia económica de ciudadanos libres y productores independientes.

HACIA LA INTEGRACIÓN VERDADERA

Han pasado 174 años desde que nació nuestra República y aún hoy día conectar, por ejemplo, por tierra, Lima, capital del Perú, con Cuzco, otrora capital del grandioso Imperio de los Incas, supone casi dos días. He aquí un gran reto: integrar el país.

Y la integración de los peruanos será consecuencia de una real democratización de la vida peruana. Democracia no es sólo el voto, sino oportunidades para todos, es decir, multiplicar el acceso a escuelas decentes y modernas, agua potable, luz, postas sanitarias, caminos, pistas y canales de regadío. Oportunidades para los medianos y pequeños productores del campo y la ciudad.

En los próximos cinco años haremos un enorme esfuerzo por seguir avanzando en la política vial y de comunicaciones que subsane lo que se dejó de hacer en siglo y medio. Si sólo en el último año hemos construido 1,300 kilómetros de carreteras asfaltadas y puentes, para el año 2000 construiremos 10 mil kilómetros más, interconectando, por ejemplo, a Arequipa con Puno y Chiclayo con Tarapoto a través de carreteras totalmente asfaltadas.

Así, tendremos un efecto multiplicador que va a posibilitar nuestro crecimiento como nación.

Es imperativo también, construir el país sobre la base del surgimiento y despegue de la provincia, del interior, de la misma entraña nacional, porque allí duermen las grandes potencialidades del Perú.

Ser Presidente de esta gente heroica no es fácil, si uno piensa que hay que gobernar con el ejemplo. Por esa razón, antes que en mi despacho versallesco de Palacio de Gobierno, trabajo en el arenal de los asentamientos humanos o en una aldea selvática. O en el villorrio andino. Y allí, cada vez que voy de visita, la propia población que quiere un Presidente como ellos, me pone chullo y un poncho. A algunos les parece huachafo, ¡un chino con poncho!, pero ese es mi estilo.

EL NUEVO NACIONALISMO DE LA NO-EXCLUSIÓN

El nuevo nacionalismo en el Perú es el nacionalismo de la paz reconquistada, de la integración y la oportunidad para todos, y el reconocimiento de uno de los ejes de la nacionalidad, por siempre olvidado: lo andino. Es decir, el nacionalismo de la no-exclusión.

Yo no concibo desarrollo económico sin desarrollo social y sin desarrollo humano. No estoy dispuesto a sembrar un progreso con pies de barro, es decir, sobre la base de la injusticia y la marginación. Una modernización sólida es aquella que alcanza a todos los miembros de una sociedad. Sólo así el modelo no corre el peligro de resquebrajarse más tarde.

No habrá, pues, marcha atrás en las grandes reformas estructurales, es más las profundizaremos. Prueba de ello son las recientes leyes laborales y del agro. Al Perú que despierta, le daremos una mayor velocidad para echarlo a andar.

Para el año 2000, como anhelo nuestro, queremos que la globalización llegue a Huancahuasi, Vilcashuamán y a las Huaringas, y que al mismo tiempo, nuestra cultura milenaria, presente en la cerámica, de Chulucanas, en las tallas de piedra de Huamanga, en nuestra sofisticación culinaria, se extienda al mercado internacional.

Queremos ser modernos sin sacrificar lo nuestro, universales y autóctonos a la vez. Esa es la modernidad y la verdadera democracia a la que todos los peruanos aspiramos.

EDUCACIÓN DE CALIDAD PARA TODOS

Elevar, de manera categórica, la calidad de la educación en el país fue preocupación esencial del Gobierno pasado, y lo será del que se inicia. Estamos plenamente convencidos: una buena educación para todos es una de las bases de la igualdad.

Hemos ya iniciado una cruzada educativa que a mediano plazo cancelará una etapa de aulas de esteras, profesores no actualizados, niños mal nutridos y contenidos que no guardan relación con la realidad, con nuestras necesidades de crecimiento económico y desarrollo humano.

Si a la fecha hemos construido 52 mil aulas que servirán a 2 millones de alumnos, en el próximo quinquenio esperamos construir aulas para 3 millones más de escolares. Por lo menos.

Progresivamente la educación tiene que articularse, ensamblarse con el desarrollo y la producción, con las posibilidades de generación de riqueza y empleo, de creación artística y cultural.

Los esfuerzos por mejorar sustancialmente la calidad de la educación se redoblarán. Con el mismo énfasis con que invertimos en infraestructura, vamos a invertir en todos los demás componentes de la educación. Cada estudiante debe nacer a la vida ciudadana con un oficio bajo el brazo.

Multiplicaremos nuestros esfuerzos para dotar a las escuelas de los recursos que permitan convertir a cada egresado de la secundaria, independientemente de si vaya a estudiar o no en la universidad, en un técnico titulado.

Pero además, con la nueva ley laboral, por ejemplo, se va a dar el marco apropiado para que las empresas tomen jóvenes en calidad de aprendices y éstos puedan capacitarse, además de contar con un ingreso. Aquí atacamos dos problemas de fondo: la falta de preparación y la falta de empleo.

Casi siempre no hay trabajo para el joven porque le falta capacitación, le falta currículum. Ahora las empresas, terminado el contrato, otorgarán un certificado que será el primer antecedente de capacitación y experiencia de los jóvenes.

Espero la mejor respuesta del sector privado, una actitud positiva, para llevar adelante este programa que va a beneficiar a nuestra juventud.

En este segundo mandato invertiremos en los niños y jóvenes que serán ciudadanos plenos y verdaderos, y los eficaces agentes de la producción y el desarrollo nacionales en el siglo XXI.

LOS NUEVOS VALORES

Buscamos, con el mismo empeño, incentivar la competitividad, la creatividad, el trabajo, el esfuerzo propio, la independencia personal, la solidaridad, la austeridad y el ahorro como valores primordiales en todos nosotros para hacer de nuestro país una nación pujante.

Para el año 2000, vamos a multiplicar diez veces el ahorro interno, a través de las Administradoras de Fondos de Pensiones, gracias a la nueva ley de pensiones. En el siglo XXI nuestro ahorro interno será una mayor fuente de inversiones que el capital extranjero. Ello tendrá un enorme efecto multiplicador, económico y social.

PRIVATIZACIONES, PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y ERRADICACIÓN DE LA POBREZA

Antes del año 2000 se habrá concluido el proceso de privatizaciones. Ello permitirá que además de grandes inversionistas nacionales y extranjeros, no menos de 400 mil peruanos se conviertan en propietarios de acciones de empresas eficientes y rentables que antes generaban pérdida y daban un mal servicio.

Continuaremos destinando todos los fondos posibles, provenientes de la venta de empresas públicas, al gran esfuerzo por reducir la pobreza en nuestro país. El esquema de programa social continuará teniendo como ejes la habilitación de servicios básicos e inversión productiva.

Ya hemos empezado a ver la luz al final del túnel, en cuanto a la erradicación de la pobreza extrema se refiere. Si hemos de hablar de metas ambiciosas tenemos que proponernos reducir en un 50 por ciento los niveles de extrema pobreza para el año 2000.

EXPORTACIONES: UNO DE LOS MOTORES DEL CRECIMIENTO

En el próximo quinquenio, la exportación de bienes y servicios va a ser uno de los motores de la economía nacional y la fuente de su crecimiento. El Gobierno impulsará un esfuerzo para abrir nuevos mercados a productos peruanos. Hecho en el Perú, Made in Perú, tiene que ser sello de calidad y garantía. Que no sobreviva entre nosotros esa nefasta tradición de la picaresca colonial, que premia el menor esfuerzo y el engaño. La excelencia tiene que estar en todas partes.

GENERACIÓN DE EMPLEOS

En cuanto a la esperada generación de empleos para este quinquenio, no me atrevo a citar cifras como se hacía usualmente en las campañas electorales. Pero es claro que la nueva ley laboral, unida al crecimiento sostenido de la construcción, la pesca, la minería, el turismo, la agricultura, actividad esta última cuyo crecimiento impulsaremos gracias a la nueva ley de tierras, van a asegurar la aceleración de la generación de empleos en el país.

Desde el Gobierno, apoyaremos a las microempresas del campo y la ciudad con capacitación y adquisiciones selectivas de productos nacionales. Mediante el conocido Programa de los Millones, es decir, la compra estatal de un millón de lampas, de picos, de buzos escolares, de carpetas, de cuadernos, de libros, continuaremos constituyendo un mercado de emergencia para los micro, pequeños y medianos productores urbanos. En cuanto a los del campo continuaremos adquiriendo productos de la tierra para reemplazar insumos importados, que sirven, por ejemplo, para programas de apoyo a la nutrición de la niñez en edad escolar.

Con estos programas lograremos dos objetivos: apoyar a los pequeños productores nacionales y una mayor eficacia y rentabilidad en el gasto social. Es decir, estamos convirtiendo el gasto social en inversión productiva.

La generación de empleos es tarea de todos, del sector público y del privado, incluyendo al pequeño y mediano empresario y productor del campo.

LA REVOLUCIÓN PRODUCTIVA TAMBIÉN PARA LA MUJER

En la agenda de mi segundo Gobierno está contemplado el apoyo decidido a las mujeres organizadas en los sectores populares, urbanos y rurales.

Ningún recurso humano es más valioso que las mujeres que utilizan todos los recursos de la manera más racional. Ellas son capaces de administrar miles de pequeñas economías, microeconomías, para producir bienes y servicios con la máxima eficiencia.

Queremos que ellas sean también agentes de una revolución productiva. Las mujeres peruanas no serán las rezagadas del siglo XXI.

Precisamente, para ejemplificar el nuevo rol de la mujer peruana, quiero destacar el hecho de que la Comisión Preparatoria de este Congreso estuvo constituida por tres destacadas ciudadanas. Una de ellas preside este Poder del Estado.

PLANIFICACIÓN FAMILIAR

Si hablamos de futuro tenemos que hablar de planificación o control de la natalidad. Todos los niños son hermosos, son el signo de la vida, pero qué penoso es ver niños hambrientos, desnutridos, desamparados, viviendo en la calle, algunos germinando como delincuentes. ¿Hay algo más dramático que esto?

Está en nuestras manos obrar y obrar con realismo, con apego a la razón y no al temor que puedan infundir tabúes y mitos. Por ello el Estado promoverá que las familias de bajos ingresos y de menor nivel educativo, tengan el mismo acceso a los métodos de planificación familiar con que cuentan las clases de mayores ingresos.

Sería una hipocresía hacerse de la vista gorda, sabiendo que se aplican diferentes métodos para familias de diversas clases sociales. Lo justo es difundir, he dicho difundir, a fondo, los métodos de planificación familiar.

Hemos sido y seremos un Gobierno pragmático, sin tabúes ni "vacas sagradas". ¡Las mujeres peruanas deben ser dueñas de su destino!

EL VALOR RECTOR DE LA PAZ

En el Perú estamos cansados de guerra. Nada tiene mayor valor para nosotros que la vida de los peruanos, sobre todo, de los más jóvenes.

Y aquí resalto los hasta ahora auspiciosos resultados a los que hemos llegados el Perú y el Ecuador para delimitar la zona desmilitarizada en el Alto Cenepa, diseñada con la participación de los países garantes en el marco de la Declaración de Itamaraty. El Perú confía que los pasos adoptados hasta la fecha puedan conducir a la paz permanente en el marco del respeto del Protocolo de Río de Janeiro. Todo lo cual debe traducirse en una relación de vecindad y de cooperación, mutuamente beneficiosa.

Nuestro gobierno emprenderá una política de paz integral que asegure las bases permanentes de la convivencia pacífica de los peruanos. Esta política comprenderá, entre otras, medidas para resolver la problemática de los desplazados con énfasis en la atención de los huérfanos de guerra.

En una de mis frecuentes visitas a los pueblos andinos, hace cuatro meses, llegué a Cayara. Qué panorama tan sobrecogedor el de esta población donde quedan casi sólo ancianos y niños sobrevivientes de un genocidio. Pero esta realidad está cambiando por acción, decidida, del pueblo y de su Gobierno. Ya estamos repoblando Uchuraccay, Cayara.

Precisamente, para coadyuvar al progreso de esa región martirizada, y en honor a la justicia, pronto inauguramos --como ejemplo- la carretera Tambo-Uchuraccay. Y Cayara, olvidada por siglos, tendrá energía eléctrica gracias a las nuevas centrales que estamos construyendo.

Estos y muchos otros pueblos, que fueron arrasados por la fuerza demencial del terrorismo durante trece años, hoy empiezan a vislumbra un nuevo amanecer, el amanecer de una paz inspiradora de progreso.

EL DESAFÍO DEL FUTURO

Más que una invocación, lanzo un reto a los peruanos para que en est próximo quinquenio demos el salto del futuro. Trabajemos juntos por el renacimiento nacional. Que nadie se eche para atrás, que nadie hable de dificultades y de imposibles, porque venimos de lograr una hazaña: reconstruir el Perú en apenas cinco años.

Somos el país de la esperanza. Si hace poco decíamos "el Perú no puede parar", ahora podemos afirmar, con toda convicción: "ya nadie nos para".

Esta nueva era de gran posibilidad y ruptura de viejos esquemas desafía también a las mentes más lúcidas del país para que participen en los cambios profundos y promisorios por los que atraviesa nuestra patria.

EL QUINQUENIO DE LA CREATIVIDAD Y LA EXCELENCIA

Nuestras mentes, nuestros corazones y el cambio de milenio se han conjugado para darnos esta oportunidad única y quizá irrepetible en nuestra historia, de realizar una auténtica liberación nacional. Dejamos atrás las tinieblas de frustraciones inmemoriales y entramos a una nueva era.

Ahora estamos en condiciones de no actuar sólo reaccionando a las emergencias, sino por fin tenemos la capacidad de planificar metas y objetivos de largo plazo.

No es posible hacerlo todo a la vez, porque hay muchísimo que hacer y por eso, no hay un solo día que perder. A mis compatriotas, hombres y mujeres, les pido dar cada día lo mejor de sí mismos para lograr el renacimiento del Perú en el nuevo milenio. Y yo me comprometo a continuar gobernando con la máxima exigencia, honradez, disciplina, austeridad, eficiencia y al mismo tiempo apertura para que mi segundo mandato sea, efectivamente, el quinquenio de la creatividad y la búsqueda de la excelencia.

Entonces exclamaremos: "Somos libres, seámoslo siempre".